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El Señor es mi luz y mi salvación: ¿A quién temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida: ¿ante quién puedo temblar? En la tienda del Señor voy a ofrecer sacrificios de aclamación. Tu rostro es lo que busco, Señor. ¡No rechaces con ira a tu siervo, pues tú eres mi auxilio! ¡No me dejes, no me abandones, Dios, mi salvador! |