EL CANTAR DE LOS CANTARES.- PRIMERA CATEQUESIS
Fijémonos en las primeras palabras de El Cantar de los Cantares, que brotan del alma enamorada: ..Mejores son que el vino tus amores... Tus amores, Señor, son la esencia de la fiesta del hombre.. Llámame pues junto a Tí, ¡sí! y llévame .. Otros cantos de sirena me invitan a otra fiesta en la que no estás Tú. Si un día así me llamas y si yo me decido a seguir tus pasos a la luz de tu Evangelio, conoceré tu fiesta Señor y entonces nunca me arrepentiré de haberte seguido y haberte dicho: ¡Llámame... Llévame! |
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SEGUNDA CATEQUESIS
En ésta catequesis vemos a la esposa - el alma - desplegando su Sabiduria... se ha fijado en Dios como el Único que puede llevarla a la plenitud de la satisfacción... de su mano va hasta la bodega. El Amor en estado puro, y sintiendo su abrazo.. se deja amar y proteger por Él.... evidentemente ha alcanzado la plenitud de su vida..todo lo demás queda supeditado a su encuentro con Dios. |
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EL CANTAR DE LOS CANTARES.- TERCERA CATEQUESIS
¡La voz de mi amado! Helo aquí que ya viene, saltando por los montes, brincando por los collados. Semejante es mi amado a una gacela, o un joven cervatillo. Vedle ya que se para detrás de nuestra cerca, mira por las ventanas, atisba por las rejas. Empieza a hablar mi amado, y me dice: «Levántate, amada mía, hermosa mía, y vente. Porque, mira, ha pasado ya el invierno, han cesado las lluvias y se han ido. Aparecen las flores en la tierra, el tiempo de las canciones es llegado, se oye el arrullo de la tórtola en nuestra tierra. Echa la higuera sus yemas, y las viñas en cierne exhalan su fragancia. ¡Levántate, amada mía, hermosa mía, y vente! |
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EL CANTAR DE LOS CANTARES.- CUARTA CATEQUESIS Me robaste el corazón con tu mirada.. dice Dios a la esposa -el alma-. Pensemos en la mirada que se cruzaron Jesús y Pedro cuando éste le negó por tercera vez. Creo que el amor y dolor que vio el Señor en su discípulo fue inmensamente mayor que la mancha de sus negaciones. Esa noche, la de su Pasión, Pedro robó el corazón del Hijo de Dios con su mirada. Tú también se lo puedes robar
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EL CANTAR DE LOS CANTARES.- QUINTA CATEQUESIS.- A veces, al igual que la esposa del Cantar de los Cantares, oímos la Voz de Dios y vencidos por el sueño, es decir por la tentación, la ignoramos. Cuando esto sucede no es cuestión de dejarse llevar por el desánimo sino de levantarnos e ir en busca de Dios que respetándonos ha pasado de largo. Él mismo pone en nuestro corazón, como hizo con la esposa, las prisas por seguir sus pasos Por muy bajo que uno pueda caer, más se abaja Dios para levantarle sobre sus hombros. A quien con amor busca a Dios, Él mismo le facilita el Encuentro
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EL CANTAR DE LOS CANTARES .- SEXTA CATEQUESIS.-
El alma de la esposa alcanza aquí una altura ilimitada, Dios la ha elevado hacia Él, y ella no ha ofrecido resistencia. Hablo de una grandeza así, pues la oímos decir a Dios que ha guardado sus frutos para Él, no están pues contaminados por los aplausos y alabanzas de los hombres...es más...ni saben que existen. |
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EL CANTAR DE LOS CANTARES.-SEPTIMA CATEQUESIS
¿Quién es ésta que sube del desierto apoyada en su Amado? Nos encontramos ante una de las profecías mas claras y bellas acerca del destino final que espera a los que aman a Dios. Suben desde el desierto se su vida, muchas han sido sus asperezas, con las palabras de Dios que han acariciado primero y después amado más que a sí mismos, hacia Dios ,su Padre. Pueden ascender hacia Él porque van apoyados en su Hijo, su Amado Salvador. |
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EL CANTAR DE LOS CANTARES OCTAVA Y ÚLTIMA CATEQUESIS El final del libro del Cantar de los Cantares es fascinante. Refleja la riqueza de la espiritualidad de la Palabra en todo su esplendor si nos es permitido hablar así. La esposa - el alma - que ha sido confidente de las intimidades de Dios, le suplica anhelante ¡Déjame oir tu Voz! Sí déjamela oir pues es tu Voz, tu Palabra, la que mantiene y aviva el fuego que has prendido en mis entrañas. Puedo sobrellevar todas las adversidades que me depara la vida, pero no que me falte tu Voz, tu Palabra. Nos recuerda a Jesús cuando dijo: "Mis ovejas escuchan mi Voz y por eso me siguen" Jn 10,27
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