La actual fragilidad humana es el resultado de no contar con Dios para la solución de los problemas que se ciernen pesadamente sobre nosotros. Sin embargo, el Espíritu Santo no deja de obrar en ayuda nuestra. Una de sus actuaciones es la de desempolvar el inagotable tesoro de espiritualidad que teníamos arrinconado y que son los Salmos. Los Salmos son fuerza y alimento que Dios da al hombre. El mismo alimento con que se fortalecía el Señor Jesús. Son también, y por excelencia, nuestra oración. No son palabras de hombres sino palabras de Dios que tienen fuerza en sí mismas para hacer la obra de Dios en el creyente. (Antonio Pavía)
NOTA: EN ESTA PÁGINA ENCONTRARÁN CADA SALMO CON LAS REFLEXIONES DEL PADRE ANTONIO PAVÍA QUE NOS AYUDARÁN A DESENTRAÑAR EL SIGNIFICADO DE LOS MISMOS Y A INCORPORARLOS A NUESTRO CORAZÓN. PERIÓDICAMENTE SE IRÁN INCORPORANDO NUEVOS SALMOS HASTA COMPLETAR LOS 150.
Nota.- En los Salmos con doble numeración el primer número corresponde al de la Biblia hebrea y el segundo número entre paréntesis corresponde a la "Vulgata". Como puede verse, los Salmos 9 y 10 de la Biblia hebrea se agrupan en uno único(el 9) en la Vulgata. Más adelante los Salmos 114 y 115 de la versión hebrea se agrupan en uno único (el 113) de la versión Vulgata.. Al contrario, el Salmo 116 de la versión hebrea agrupa a los 114 y 115 de la Vulgata y también el Salmo 147 de la versión Hebrea agrupa a los 146 y 147 de la versión Vulgata, con lo cual en los Salmos 148,149 y 150 vuelven a coincidir ambas versiones.